En los últimos días, el gobierno distrital ha informado sobre la implementación de medidas de racionamiento en el suministro de agua potable en la mayoría de las localidades de Bogotá y en municipios vecinos como Soacha, Funza, Madrid, Cota, Mosquera, La Calera, Chía, Cajicá, Sopo, Gachancipá y Tocancipá.
Esta medida se debe a la reducción de los niveles de agua en los embalses que abastecen la ciudad, pertenecientes al sistema Chingaza, compuesto por los embalses de Chingaza, Chuza y Neusa. La disminución en los niveles de agua en los embalses está directamente relacionada con el Fenómeno del Niño, que ha estado afectando al territorio nacional desde el inicio del año. Las altas temperaturas y la falta de lluvias son las principales causas de esta disminución (Melo et al., 2017).
El gobierno distrital ha recomendado algunas medidas para mitigar esta situación, como verificar que los empaques de las llaves, duchas y tuberías no presenten fugas, así como cerrar la llave mientras se afeita o se aplica champú. Sin embargo, estas acciones son efectivas únicamente en situaciones donde los niveles de los embalses ya están bajos. Entonces, ¿qué podemos hacer para mitigar los efectos del cambio climático a largo plazo?
La distribución de las lluvias se ve influenciada por el cambio climático, y mitigar sus efectos a través de la reducción de amenazas a los ecosistemas, como la deforestación en la Amazonia, es esencial para garantizar un suministro de agua potable adecuado. Ahora bien, ¿cuál es la conexión entre la Amazonia y el suministro de agua en Bogotá?
Bueno se tiene que decir que las lluvias en Suramérica se originan en flujos masivos de vapor de agua que emergen del océano Atlántico y se combinan con la humedad y la evaporación de la selva amazónica (Rojas, 2023). Estos flujos, que alcanzan alturas de hasta 15 kilómetros, viajan desde la confluencia del Atlántico y el Amazonas hacia las cordilleras de los Andes. Al llegar a estas montañas, chocan, se enfrían y se condensan, dando lugar a las precipitaciones que se extienden por todo el continente hacia el sur.
Por ello, la conservación de la Amazonia se convierte en un asunto que afecta a todos, incluso a quienes residen en las remotas regiones de los Andes. Es crucial emprender acciones para reducir la deforestación y la degradación de los bosques, con el fin de preservar la biodiversidad asociada a estos ecosistemas y retener el carbono. Estos esfuerzos son fundamentales para abordar los desafíos actuales derivados del rápido cambio climático y de los cambios en los patrones de consumo y comportamiento. La promoción de enfoques como REDD+ en los bosques amazónicos puede marcar la diferencia y contribuir significativamente a ser parte de la solución.
Por Cindy Romero
Ingeniera Forestal, Human Forest
Referencias bibliográficas
Melo, S., Riveros, L., Romero, G., Álvarez, A., Diaz, C., & Calderón, S. (2017). Efectos económicos de futuras sequías en Colombia: Estimación a partir del Fenómeno El Niño 2015. Archivos de Economía, 466, 1-34.
Rojas, R. S. A. (2023). Amazonía, Biodiversidad, Ríos Voladores y Seguridad Nacional. Revista de Ciencia e Investigación en Defensa, 4(2), 57-73.